El hecho ocurrió el domingo a la tarde y la víctima, Jeremías Fredes (18), se encuentra en estado crítico en el Hospital Interzonal General de Agudos. El caso es investigado por la fiscal Romina Díaz.
Jeremías Fredes tomaba mates con su madre María de los Ángeles el último domingo a la tarde. Con 18 años, y después de dos de encierro por un conflicto con la ley penal protagonizado como menor, había tomado conciencia del valor de la libertad y los pequeños instantes en compañía de sus seres queridos. Afuera de su casa del barrio El Progreso, otro grupo de jóvenes causaba los disturbios que más tarde iban a finalizar con él internado y en grave estado, tal como se encuentra ahora, en el Hospital Interzonal General de Agudos.
El caso, a cargo de la fiscal Romina Díaz, recién está en la etapa investigativa preliminar y ya hay un sospechoso intensamente buscado por la policía. Según las primeras versiones que recogió en el sitio la policía, el acusado junto a tres amigos iniciaron la confrontación vecinal y fue, entre otras razones, por una gallina.
De acuerdo a la reconstrucción de la situación que llevó a cabo la misma madre de la víctima, en diálogo con LA CAPITAL y también al declarar frente a los uniformados, todo comenzó alrededor de las 19 del domingo cuando ella y su hijo se hallaban en su vivienda del barrio El Progreso y empezaron a escuchar ruidos provenientes de la vereda.
Al asomarse a la puerta, la mujer vio que tres jóvenes habitantes de la zona, y un amigo de ellos que suele estar siempre acompañándolos pero que no reside allí, tiraban piedras contra su automóvil estacionado en Azopardo y Bestoso. Entonces, sobrevino el primero de los reproches. En cuestión de segundos, mientras se producía el cruce de palabras, una gallina se escapó de la vivienda de la vecina de María de los Ángeles.
Según la madre de Fredes, que llegó desde La Pampa a vivir con su familia a Mar del Plata hace más de una década, los agresores cambiaron el objetivo y salieron en persecución del animal. “Se la querían robar, corrían para atraparla y llevársela”, explica.
La secuencia fue presenciada por el marido de la dueña del ave, que en sus brazos sostenía a su nieto de 11 meses. Inmediatamente, el hombre salió de la propiedad y fue, con el menor encima, detrás de los jóvenes, en dirección a Azopardo y Juana Manzo.
María de los Ángeles llamó a su hijo, que salió a la calle y rápidamente la instó a que acompañaran al vecino “porque estaba solo con el nene”. “Él sabía que estos pibes eran bravos porque los conocía del barrio. No se habían peleado nunca pero había pica, le tenían bronca a él, andá a saber por qué”, señala la mujer.
En determinado momento de la persecución, uno de los miembros del grupo problemático entró a una casa y salió armado. Acto seguido, se enfrentó con los otros habitantes del barrio, incluido Fredes, al que luego de un nuevo entredicho verbal le disparó a los pies.
“Yo le grité que se fuera, que lo iban a matar, y él entonces empezó a correr, en dirección a Vértiz y Juana Manzo, mientras el otro seguía tirando ya a la altura de la cabeza. Y ahí fue cuando uno de los balazos le dio en el cuello”, agrega la madre de la víctima. Lo que siguió a esa situación fue una trifulca vecinal de la cual, en medio de la revuelta, el agresor se dio a la fuga.
María de los Ángeles salió corriendo en busca de ayuda y se cruzó con policías que realizaban un rondín a bordo de un patrullero, en el cruce de las últimas dos calles mencionadas. Acto seguido, y junto a un joven al que ahora le estará “eternamente agradecida porque lo mandó Dios”, cargó a su hijo en su automóvil y juntos lo llevaron al HIGA de urgencia.
“Jeremías sangraba y yo le apretaba el cuello para que no perdiera sangre donde tenía la herida. Los policías de la comisaría tercera me iban dando paso con la sirena del móvil adelante, y así pudimos llegar al hospital… Los médicos ya lo esperaban con la camilla, lo entraron y lo operaron dos veces: está grave, su estado es crítico y el pronóstico reservado”, prosigue la mujer.
Mientras Fredes lucha por su vida en una sala de terapia intensiva, la fiscal Díaz comenzó a investigar el caso y ordenó la búsqueda del principal sospechoso, que fue identificado por la propia madre de la víctima y por sus vecinos. Al parecer, y conforme los dichos de los testigos, se trata de un joven peligroso que tiene frondosos antecedentes.
“En los medios salió publicado que la pelea fue por un problema de vieja data pero no es así, no había ningún problema de vieja data puntual; le tenían bronca capaz a él por algo pero yo no sé por qué. Mi hijo había estado detenido como menor, cumplió una condena pactada y salió, y ahora trabaja como albañil todos los días. Sale temprano y vuelve a la tarde. No hizo nada y quiero que eso se aclare”, concluye la mujer.